Una receta muy clásica de postre italiano, que cuando está bien hecho (cosa rara de encontrar en restaurantes) nos encanta. Además la vamos a hacer en unos vasos individuales, para que sea más facil de comer (y sobre todo de servir).
Este es un postre maravilloso si tenemos invitados, pues se prepara con antelación, con lo cual nos deja tiempo de cocinar otros platos (o charlar...).
Ingredientes:
250 gr. de queso Mascarpone 2 huevos medianos 125 cc. de café moka 65 gr. de azúcar 10-12 bizcochos de soletilla (unos 150 gr.) cacao en polvo desgrasado
Elaboración:
Ante todo una aclaración sobre los bizcochos usados: En España casi todas las recetas de tiramisú hablan de bizcochos de soletilla, pero realmente en Italia se usan dos clases, que aquí se confunden y se manejan indistintamente: los savoiardi (gruesos, un poco duros, y recubiertos de azúcar) y los pavesini (más planos y blandos). Nosotros en esta receta vamos a usar los últimos, por su facilidad de corte, pero si vas a hacer una fuente grande rectangular, casi quedan mejor los primeros.
Lo primero que haremos es sacar el queso y los huevos de la nevera. Separamos las yemas de las claras en dos boles, y devolvemos las claras a la nevera. Por otro lado hacemos un café bien cargado (lo suyo sería en cafetera italiana). Lo endulzamos con una cucharadita de azúcar (no contada en el peso dado) y dejamos que se enfríe muy bien.
Cuando ya esté frío el café y atemperado el queso batimos las yemas con la mitad del azúcar utilizando la batidora de varillas hasta que la mezcla este blanqueada y se haya doblado el volumen. Es importante no parar hasta haber logrado dejarlo muy espumoso (que llevará unos cuantos minutos), controlando que si levantas la varilla quede el pico. Luego agregamos el queso Mascarpone y lo batimos con la mezcla de las yemas, primero suave para que se incorpore, luego más fuerte.
Sacamos de la nevera el otro bol con las claras y de nuevo con la batidora de varillas (con estas bien limpias y secas) empezamos a montar las claras, cuando estén empezando a montarse añadimos el resto del azúcar y continuamos montando a punto de nieve, que esté bien duro.
Incorporamos el merengue poco a poco a la otra mezcla con una espátula, con movimientos suaves para que no se bajen las claras, y así poco a poco hasta que esté muy bien mezclado todo.
Como he dicho, nosotros hemos usado por comodidad y originalidad unos vasos individuales, anchos, rectos y poco profundos, y recortando los bizcochos como se ve en la foto (para la segunda capa que está más accesible podemos usar parte del sobrante de los recortes).
Pero podemos hacer lo clásico, usando un recipiente rectangular no muy grande, en el que quepan justos 5-6 bizcochos (si lo quieres más fácil puedes usar uno más grande y hacer solo una capa).
En cualquier caso, colocamos una capa de bizcochos que vamos empapando en café (puede ser antes, mojándolos en un plato hondo con el café, o después de colocados, ayudándonos de un biberón). Cuando tengamos la primera capa de bizcochos vertemos la mitad de la mezcla de queso y alisamos un poco, después espolvoreamos cacao con un colador pequeño (o un salero relleno de cacao).
Seguidamente ponemos otra capa de bizcochos empapados en café y extendemos el resto de la crema.
Tapamos bien nuestro tiramisú con plástico transparente y lo metemos en la nevera, pues tiene que estar unas horas o de un día a otro para que esté reposado y frío. A la hora de servir (o con poca antelación, para que no se humedezca) volvemos a espolvorear cacao amargo en polvo por encima.
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Dificultad: normal
T. Preparación: 40 min.
T. Espera: 2 horas