Esta es una famosa salsa italiana que -aunque conocíamos hace tiempo- hemos aprendido a hacer muy recientemente, con gran sorpresa por nuestra parte no solo por lo fácil que es, sino por lo bien que acompaña a muchos platos.
La base del pesto genovés es la albahaca, piñones y queso. Pero, como siempre, se ven por ahí variaciones enormes en las cantidades, y nosotros damos las que nos salen bien a nosotros, con todo bien medido para poderlo repetir sin problemas.
Ingredientes:
12 hojas grandes de albahaca fresca (1 rama hermosa) 25 gr. de piñones naturales 1 diente de ajo mediano 50-75 cc. de aceite de oliva virgen extra (picual) 2 cucharadas soperas de agua 15 gr. de queso parmesano rallado sal
Elaboración:
Lo típico de esta salsa (como tantas otras) es hacerlo en el mortero, majando los ingredientes y emulsionando poco a poco. Pero nosotros lo hacemos rápidamente con la batidora de brazo, incorporando todos los ingredientes (el ajo pelado y sin germen) menos el queso y batiendo hasta que se triture bien todo (hay que ajustar bien de sal pues suele quedar sosa).
Una vez bien triturado todo, añadimos el queso rallado y mezclamos bien. Si rallamos el queso en casa procuramos usar un rallador que lo haga polvo, mejor que tiritas, y de una parte del queso que no esté muy dura.
La diferencia entre los 50 cc. de aceite y los 75 cc. es según gustos: con 50cc. nos ligará perfectamente, pero si echamos más cogerá más sabor a aceite (que a mí me gusta), y además en cuanto repose quedará una capita de aceite sobre la salsa que le ayudará a conservarse (en un bote cerrado aguantará bien un par de semanas en la nevera).
La salsa pesto verde queda riquísima con cualquier tipo de pasta, o como acompañamiento a pescados, pero también la podemos incorporar a ensaladas para complementar la vinagreta (con tomate queda genial).
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Dificultad: facil
T. Preparación: 10 min.