Un plato muy clásico, que solemos hacer bastante en casa porque es muy agradable como cena. Aunque la venden en paquetes preparados, nada como una realización propia para poderla disfrutar.
Por otro lado es un plato que tiene pocos misterios, aunque un par de truquillos nunca vienen mal. Por supuesto empezando por utilizar buenos quesos suizos...
Ingredientes:
175 gr. queso Emmental 175 gr. queso Gruyére 25 gr. queso Roquefort (opcional) 50 cc. de buen vino blanco 25 cc. de kirsch (o aguardiente blanco) 1 cucharadita rasa de maizena 1 diente de ajo pimienta y nuez moscada Pan de pueblo
Elaboración:
Por supuesto partimos de que tienes el recipiente adecuado para preparar la fondue, con su cazuelita (o "caquelon") y su soporte con el hornillo de alcohol para mantenerlo caliente.
Ante todo rallamos los quesos Emmental y Gruyére (a ser posible suizos...) con un rallador muy grueso, para poderlos derretir bien posteriormente.
El pan debe ser de corteza gruesa y no demasiado crujiente, para que no se casque al trocearlo o pincharlo. Lo cortaremos en cubitos de unos 2-3 cm. de lado siempre con corteza (desechando el exceso de miga si tiene).
Frotamos con el diente de ajo pelado el recipiente de la fondue por todo el fondo, en parte para que no se pegue, en parte para dar un toque de sabor.
En el recipiente de fondue ponemos a calentar el vino blanco, cuando está caliente añadimos los quesos y vamos revolviendo (teniendo a fuego suave-medio) para que se derrita bien el queso. Siempre hay que remover con una cuchara de madera haciendo formas de 8, para que se mezcle todo bien y no haga grumos ni hilos.
La presencia del Roquefort da un toque más sabroso a la fondue, y a nosotros nos gusta mucho añadirselo (sin rallarlo, que se derrite fácil), aunque si la prefieres más suave puedes no echarlo.
La cucharadita de maizena (o cualquier harina de maiz) se disuelve en el Kirsch (aguardiente de cerezas, o cualquier orujo que tengamos a mano y sea bebible) y la incorporamos al queso. También una buen porción (al gusto) de nuez moscada y pimienta negra recién ralladas.
Cuando ya esté todo bien homogeneizado y hierve ligeramente, llevamos el recipiente a la mesa y lo ponemos sobre el hornillo de alcohol a fuego suave, lo justo para que siga el hervor.
Y ya podemos disfrutar de la fondue untando el pan en el queso. Ah! y acompañandolo para beber con el mismo vino blanco (no con un tinto, aunque pueda parecer que pega más) que hemos usado para cocinarlo, siempre que sea de calidad (entre los mejores que hemos probado con ella está un Riesling de Alsacia).
Variaciones:
- Por supuesto podemos utilizar todo tipo de quesos, siempre que no sean secos para que se puedan fundir. Cada uno que elija los que más le gusten o más a mano tenga.
- Aunque nosotros no solemos hacerlo suele ser típico acompañarla con encurtidos (pepinillos y cebollitas en vinagre).
- En vez de kirsch (u orujo que es lo que echamos muchas veces) se puede probar con brandy, que le dará más sabor.
- Igualmente podemos cambiar la nuez moscada por otras especias, por ejemplo curry, o mejor añadirlo cuando quede 1/3 de la fondue, para variarle el sabor.
- Una opción interesante, sobre todo en caso de quererla de plato principal, es poner unas salchichas de frankfurt cortadas en tacos para alternar en vez del pan en el pincho (como están cocidas no necesitan más que calentarse un poco).
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Dificultad: facil
T. Preparación: 10 min.
T. Cocción: 10 min.